sábado, 30 de agosto de 2014

Siempre me gustaron cosas rectas.




Siempre me gustaron cosas rectas.
Tan correctas, tan firmes, tan exactas.
Tuve unos padres muy rectos y rectos maestros.
Me educaron con una educación muy recta
En un colegio de mucha rectitud.

Llegué a ser, lo que se dice, una mujer muy  recta;
Lista para la vida, para el matrimonio,
Para amar y ser amada, para comprender y ser comprendida
Para ser madre, para ser hermana, compañera y amiga   
Con las  rectas aprendí que podrían construirse.

El mundo, los más disímiles cuerpos geométricos.
Un cubo, una pirámide, y hasta una casa, una vida
Todo fue recto hasta que llegaste tú:
Nadie me había hecho entender que la recta
Es solo un pequeño trazo hasta la curva.

No me hablaron del espacio, ni de las órbitas,
Ni de los giros lo importante era saber
Cuándo cambiar de dirección.
Ni que los caminos se tuercen, y se curvan.
 
Hasta a las personas más rectas de la vida
Ni que en momentos hay que cambiar el rumbo
Hasta la más recta de las mujeres
Ni que la volcanes  de la pasión.

No conocen las rectas ni las curvas
Solo conocen el sentir y ese no se rige ángulos
Hoy decidí dejar las rectas y los ángulos
Y vivir, solo vivir en  este mundo.
 
Porque mi rectitud me impidió ser libre de decisiones
No es posible dar la vuelta a un corazón  enamorado
Ya ves, amor de grandes pasiones
Que me llevases a claras curvas.

Que esos aguaceros de disculpas
No son más que discontinuidades,
 De estas líneas  rectas entre trazos de mi vida
Que ha decidido  aprender a borrar algunos trozos
Para trazar, caminos a tu gusto.
 
Alguna que otra imperfección de los ángulos
Para lograr una felicidad
 Sin líneas trazadas, ni rectas ni ángulos
Solo vida, solo sentimientos y amor.

 Francis Falcón

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