LA TRISTEZA DE UNA MUJER...
.
En el oscuro abismo de su alma, padecía su
tristeza una mujer sola,
Sangrando su corazón por las heridas, buscaba en el silencio algo de calma...
Más pensando en voz alta sus pesares, gritaba sin salir su voz urgente,
Y los gritos desgarrados del silencio, se perdían en el fondo de su mente.
Sangrando su corazón por las heridas, buscaba en el silencio algo de calma...
Más pensando en voz alta sus pesares, gritaba sin salir su voz urgente,
Y los gritos desgarrados del silencio, se perdían en el fondo de su mente.
Y negaba se a sí misma su existencia, y lloraba por el hijo que ya no tenía,
Más buscaba la muerte con anhelo, al creer que sólo eso merecía...
Y clamando con sus manos hacia el cielo a su Dios suplicaba,
Con sus ojos buscando el infinito...
Pidiendo al ser supremo que en el firmamento habita,
Por favor que termine su tormento...
y gritaba cada noche, cada día, sus deseos de morir en el momento...
No podía soportar vivir tanta amargura, ni seguir con ese triste tormento
Más de pronto el señor con voz de aliento, apenado de escuchar tantos lamentos,
Le pidió que le escuchara un momento, y en él, le dio la luz a sus sentidos...
Y vio la mujer al hombre, que sufría más que ella en sus tristezas,
Que a pesar de sus penas y amarguras fingía y en su cara,
Reflejando
su grandeza...
Y pudo conocer también su alma, su pensar, su valentía, sus arrojos...
Y olvidó en aquel momento sus tormentos, con tan solo mirar aquellos ojos.
Y pudo conocer también su alma, su pensar, su valentía, sus arrojos...
Y olvidó en aquel momento sus tormentos, con tan solo mirar aquellos ojos.
¡¡No podía creer tanta ternura!!
Estiraba sus manos por ayudarlo, más de pronto se
dio cuenta que le amaba,
Que tendría que luchar por enamorarlo...
El milagro sucedió en un momento, y la luz como un fulgor entró en sus ojos,
Cuando de repente le vio aparecer, y su risa apareció como un torrente,
A ella que nadie, podía detener...
Que tendría que luchar por enamorarlo...
El milagro sucedió en un momento, y la luz como un fulgor entró en sus ojos,
Cuando de repente le vio aparecer, y su risa apareció como un torrente,
A ella que nadie, podía detener...
Y gritaba al mundo su alegría, ablando de su amor y entereza,
Construyendo mil castillos con sus sueños..
.Donde viviría eternamente con su rey, y sus princesas.
Ya no encuentra las palabras para amarles,
Ya no encuentra las palabras para amarles,
ni un espacio donde hoy su amor estanca...
.Sólo sabe que a pesar de ser
Esa mujer de otros tiempos, de la cual huyó con dolor y desesperanza.
Vive recordando su hijo amado. Quien es hoy su estrella ya perdida
La cual lleva como nombre. En lo más profundo del recuerdo de su vida
Pero vive repartiendo la alegría y daría todo, Por hacer feliz a ese hombre
Que siempre soñó como el compañero ideal de su vida
Y el amor tan adorado de sus dos amadas hijas…
.Sólo sabe que a pesar de ser
Esa mujer de otros tiempos, de la cual huyó con dolor y desesperanza.
Vive recordando su hijo amado. Quien es hoy su estrella ya perdida
La cual lleva como nombre. En lo más profundo del recuerdo de su vida
Pero vive repartiendo la alegría y daría todo, Por hacer feliz a ese hombre
Que siempre soñó como el compañero ideal de su vida
Y el amor tan adorado de sus dos amadas hijas…
Francis Falcón..
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