El encuentro de la verónica
Ya se acerca la fría tarde
y la Verónica aguarda
con grito de fuerte alarde
que en su pecho roto acalla.
Va reclamando a ese Hijo.
Qué sin piedad que quitaran
ese que es su propia vida.
Razón y amor en su entraña.
Reclamando a puro grito
el dolor que quiebra su alma.
Al mundo va preguntando,
mientras giran la mirada.
¡¡ Que sin descanso reclama.
¿Dónde está mi hijo Jesús?
mi Hijo tan bendito y bueno.
Digan ¿Dónde está Jesús?
si Jesús el Nazareno.
Qué me responda la gente
esa que aclamo del pueblo
Qué me respondan aquellos
que tras de su hadar vinieron.
Qué no hay palabra que duela.
Más que la nunca dijeron.
Qué soy su Madre y le busco
para aliviar sufrimiento.
Qué están mis pasos cansados
y roto traigo mi pecho.
Desgajada traigo el alma
y resquebrajado el cuerpo.
y déjenme que le abrace.
Que sufra su sufrimiento.
vengo a limpiar su sudor
con este pañuelo nuevo
ese que día bordaron
las manos a puro fuego.
El que un día me regalo
para hablarme de su amor
es el mismo hijo de Dios
el Mesías de los cielos.
El cielo cubrió de estrellas
y una nube blanca y clara
le trajo como un destello.
Al Hijo que reclamara.
Trae los brazos atados
una corona de espinas
y su cuerpo lacerado.
Dañado por las heridas.
La Madre cogió el pañuelo
mientras su cara secaba.
Dos espadas le pusieron
impidiendo que pasara.
Dos espadas le cruzaron
sin lograr el apartarla.
Llanto de agonía al cielo
tristeza que rasga el alma.
Una pena sin consuelo
Madre que al Hijo matan…
Que se callen los tambores.
Que se silencie la noche.
Que se oculten las estrellas.
Ante un dolor tan hiriente.
Que hoy están en esta noche.
La Madre e Hijo de frente.
El hijo frente a la madre.
Los dos sintiendo la muerte.
Los dos viviendo la vida.
de un mundo incoherente…
AUTOR-@-
Francis Falcón..
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